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"...Tranquilo mister, tranquilo..."

14 abr 2010

Su entrenador, el ex futbolista Tulipa, -que lleva poco más de un mes al frente del Chaves (es el tercer técnico en lo que va de temporada)- le dijo cuando avanzaba la segunda parte y el equipo veía que el Naval, como mínimo, les iba a llevar a la prórroga : vas a salir, chaval, vas a hacer lo que yo te diga, ¿entiendes?. El chaval asintió con la cabeza y balbuceó : tranquilo, mister, tranquilo... Tulipa le miró fijamente y le dijo : si haces todo bien, si te escoras a la banda, si penetras vertical como te digo...podemos dar la vuelta al partido, podemos ir a la final... Y si no aciertas, tu no te preocupes, solo por ser un valiente e intentarlo ya mereces que te aplaudan... El chaval, devolvió la mirada fija al entrenador y volvió a decirle : tranquilo mister, tranquilo...
Y con esa tranquilidad que recomendaba el a su entrenador, este Edu (Eduardo) saltó al campo en el minuto 68, cuando el Naval iba ganando por 1-0.
El conjunto de Trás-Os-Montes, que defendía en Figueira da Foz su 1-0 del triunfo de la ida, tuvo que remontar en el tiempo de prolongación, un gol del brasileño Fábio Junior (minuto 15), aunque logró aguantar ese resultado 1-0 adverso hasta la prórroga.
A pesar de quedarse con un jugador menos por la expulsión de Castanheira, el Chaves golpeó dos veces en el tiempo extra. Fue ahí donde se hizo grande la figura de este chaval -Edu le llaman, para que no se confunda con otro jugador del equipo llamado Eduardo-,  este joven de apenas 19 años, un junior, procedente de las categorías inferiores del club que saltó del banquillo para acabar sellando con dos tantos de auténtica pelea, de convencimiento y porfía (minuto 109 y 119) la inédita participación de su equipo en la segunda competición más importante de Portugal.
Ya en los minutos que iban del 69 al 90, Edu lo intentó sin suerte un par de veces. Desde la banda, Tulipa le gritó las dos veces : está bien, está bien así... tu vuelve a hacerlo, vuelve a irte como te dije yo... Y Edu, mirando hacia el entrenador, le gritaba : tranquilo, mister, tranquilo...
Cuando el árbitro pitó el final y mandó a los jugadores prepararse para la prórroga, el jovencísimo Edu fue a ver a Tulipa y le volvió a decir : tranquilo mister, tranquilo, que de esta va... Y fue así cómo se llegaba al minuto 109 del partido... con la eliminatoria empatada, 1-1, Edu andaba ganando las espaldas a los defensas con cierta habilidad... Fue cuando Camora la lió para el Naval al ceder hacia atrás para Peiser.  Como si fuese un leopardo que se lanzaba sobre la gazela, Edu se fue a por el cuero como una exhalación y salvando la salida desesperada del portero, clavó en las mallas... Tras ello, lo primero que hizo Edu fue irse hacia la tribuna lateral donde estaban los cientos de seguidores del Chaves llegados desde tan lejos y brindarles lo que había hecho... Los adeptos azulgranas no podían contener la emoción, alguno lloraba desconsoladamente de profundisima emoción. No era para menos.
Pero aún faltaban más de 10 minutos... En el palco presidencial, el presidente del Chaves, un profesor de academia, se santiguó dos veces un tanto disimuladamente... Para entonces, los escasos seguidores del Naval que había en la tribuna principal ya se habían ido a sus casas viendo negro el panorama. Pero los del Chaves no las tenían todas consigo...
Augusto Inácio, el entrenador del Naval, mascaba chicle como un loco...y con sus brazos ordenaba a los suyos echarse arriba... Los seguidores del Chaves arreciaban en su apoyo como en los mejores tiempos del Desportivo...El Naval quería, pero no podía, parecía el equipo de Segunda...en cambio el Chaves jugaba tranquilo, ordenado, aplomado, con rotundidad en todas sus acciones...Parecía como si el espíritu de Tonino, de Miner, de Karoglán, de Arrieta, de Manuel Machado, de Serrinha, de Bastón, de Zdravkov, de Fonseca, de Jorge Plácido, de todos los grandes que en el Chaves en su historia han sido, se hiciese presente sobre estos modestos jugadores actuales y los transfigurase. Parecía como si en esos 10 minutos mágicos, el Chaves se agigantase por momentos y jugase como si fuese un equipo de impresión... 
Asi fue como se llegaba al minuto 119, cuando Flávio sobrepasa por la derecha a Diego Ângelo y después de ridiculizar a este, envia cruzado y allí surge de nuevo el chaval, Edu, que de cabeza y con una seguridad pasmosa, remata a la red nuevamente... Ahora sí, ahora ya no había tiempo para que el Naval remontase nada, la final estaba en el bolsillo de los azulgranas.
Pitó el árbitro el fin... y la explosión de júbilo de los humildes jugadores del Chaves fue inenarrable. El chaval de esta historia, el jugador canterano que habían llevado los del Chaves a este partido como una especie de arma secreta, este Edu de 19 años apenas, del que Augusto Ignacio no tenía ni puñetera idea de cómo jugaba... se fue a por su entrenador, Tulipa, le abrazó y le dijo : tranquilo mister, tranquilo... Y al mister Tulipa, inevitablemente, por sus mejillas le rodaron dos lágrimas... porque en ese momento se acordó de cuando el mismo comenzó en el fútbol portugués como jugador -y bueno que lo fue-, y sabía lo que suponía para uno que empieza hacer algo como lo que Edu había hecho en esta noche mágica de esta Figueira da Foz donde cuatro gotas de lluvia empezaban al final a caer, como llorando por una Naval 1º de Maio que tenía en sus manos jugar la final de la Copa de Portugal y ahora no tiene nada, ni siquiera una afición detrás que consuele a este equipo humillado por un grupo de pobres, que tienen embargados dineros y medios y que no saben ni cómo podrán ir al próximo desplazamiento fuera .- EUGÉNIO EIROA

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