"Vimos, en la grada de Figueira, llorar a muchos braguistas -algunos entrados en años, otros incluso jóvenes-... llorar de emoción, de sentimiento, de alegría, de ilusión alcanzada... "

48 horas después de la invasión de Figueira da Foz, hay en la afición del Braga una sensación extraordinaria de bienestar, de gozo, de grandeza de espíritu, de ser feliz, inmensamente feliz con lo que uno tiene y no cambiarlo por nada del Mundo. Los braguistas no tienen envidia de otros, no quieren lo que otros tienen... aman lo suyo, defienden lo suyo, apoyan lo suyo, gozan con lo suyo cuando toca triunfar a lo suyo; y sufren con lo suyo cuando vienen mal dadas... La afición del Braga, ya lo hemos dicho muchas veces, es muy singular, muy suya, muy especial... absolutamente diferente.

Por eso, tras el 0-4 de Figueira, es hermoso ver tanta alegría en los rostros, tanto entusiasmo y apenas ninguna arrogancia. Muy importante esto último; pues la grandeza de una afición está en su saber estar; está en su saber vencer, tan importante como saber perder.

Durante muchos años, la afición del Braga demostró un saber perder digno de ponerlo a otros como ejemplo a seguir. Ahora, en los buenos momentos, está esta afición dando señales inequívocas de un saber ganar, digno igualmente de que otros aprendan de este tan especial y tan deportivo modo de comportarse.

Ver, como vimos, en la grada de Figueira, llorar a muchos braguistas -algunos entrados en años, otros incluso jóvenes-... llorar de emoción, de sentimiento, de alegría, de ilusión alcanzada... llorar en sentimiento de hermandad, de fraternidad con todos y cada uno de los que componían aquella memorable expedición de los 7.000 de Figueira, que no dejaban de ser los 7.000 de Leiría... y los miles y miles que a lo largo de la historia del SCB siempre estuvieron ahí, contra viento y marea, con su "arsenal", con su Braguinha del alma...

Cuando el Braga marcó el primer gol en Figueira, una explosión de júbilo estalló y tras los cánticos vino la invitación a que la grada entera botase... Ver a nuestro lado a una anciana, posiblemente de más de 80 años, botando como cualquiera de aquellos jóvenes, con una ilusión tan tremenda en su rostro curtido por los avatares de la Vida, fue una sensación inolvidable...

Fue entonces cuando me acordé -otra vez- de aquella joven que -tantos años atrás- en la bancada del histórico 1º de Maio, en los momentos en que el equipo flojeaba y los adeptos enmudecían, gritaba con todas sus fuerzas aquello de "É Braga!!...". Viendo aquella mujer tan mayor, envuelta en la bufanda arsenalista y botando con tanta ilusión y agitando palmas... fue cuando no pude reprimirme y fui yo quien grité, de esta vez en Figueira : É Braga!!, a lo que quien estaba a mi lado, añadió un "...e vamos todos a ganhar".

Así es si así os parece...

EUGÉNIO EIROA